Georgeta Radu
Asociación de familias TEAdir-Aragón
Muchas veces se nos ha dicho que tenemos la culpa de lo que hace nuestro hijo, de cómo responde, y nos vamos defendiendo siempre… : «Pero si yo no he hecho nada, no sé por qué se comporta así, no sé por qué habrá dicho esto…»
Entonces hay que tomarse un respiro y pensar qué has dicho para que el niño haga lo que ha hecho o por qué te contesta algo que no tiene nada que ver con lo que acabas de pedirle.
Nuestro hijo, Sebastián, antes que nada, es de una literalidad tremenda. Toma siempre el primer sentido de las palabras. Os voy a contar algunas ocurrencias de nuestra vida diaria.
*Era un domingo y entramos a la cocina para preparar una tarta. Sebastián me iba ayudando a sacar lo que íbamos a necesitar para la preparación. Al decirle que necesitamos 10 cucharas de azúcar, él abre el cajón, saca el paquete de azúcar y también lo siguiente: las 1, 2, 3, …. 10 cucharas. Es lo que había oído: 10 cucharas y el azúcar.
*Otro día, al llamarle a él y a su hermana mayor para que acudan a comer, mis palabras fueron: «¡Sentaos a la mesa… a comer!». De inmediato viene la pregunta de mi hijo:
– «Pero mamá, ¿hoy nos sentamos en la mesa, no en las sillas?»
*Un día, al salir del colegio trae la agenda con una anotación de su profesora: «No quiere trabajar». Al preguntarle a mi hijo qué es lo que había pasado en clase para que la profesora escribiera eso, Sebastián me responde indignado:
– «No sé por qué dice que no quise trabajar… Ella nos ha dicho «¡Quietos todos!»
*A la hora de comer, Sebastián es el primero en terminar, se levanta para irse a su habitación. Después de unos minutos me llama, apurado: «¡Mamá ven, que te necesito!»
Yo le contesto desde la cocina, donde yo seguía comiendo: «¡Como!»
Y viene la respuesta de mi hijo: «¡Andando, mamá, andando!».
*Como cada noche, fuimos a su habitación para darle un beso de buenas noches. Él estaba ya acostado en su cama y le dice Noemí, su hermana mayor:
– ¡Venga, Sebastián, vamos a darnos un beso de pie!
Sebastián levanta su pie y le pregunta:
-A ver, ¿cómo se da «un beso de pie»?
La literalidad del lenguaje da lugar a situaciones difíciles en el colegio, en las relaciones sociales, en la familia…
Nosotros, las familias, atentos a ello, desarrollamos «un modo de hablar preciso» que pueda ayudar a combatir la frustración del niño cuando recibe algunos mensajes. Ahora bien, no siempre estamos con nuestros hijos para ser sus traductores, por ello unas Buenas Prácticas serían aquellas que tengan en cuenta este aspecto de la literalidad y que faciliten al niño arreglárselas en este tipo de situaciones. Unas prácticas que le ayuden en la tarea que ellos llevan a cabo para que el mundo esté en orden. Son prácticas sencillas que se alcanzan con voluntad y querer hacer.
Viñetas como estas se nos van sumando a medida que pasan los días. Frases en las cuales haya dobles sentidos las seguiremos diciendo sin darnos cuenta. Quien te hace pensar lo que acabas de decir será siempre la personita que está a tu lado y que ha oído otra cosa en vez de lo que tú querías decir.
– ¡Estoy muerta de frío!
– ¡Serás mentirosa, mamá!