Alexandra Dauplay-Langlois
Association La Main à l’Oreille – Responsable de la Antenne Aquitaine
Una tarde de septiembre, fui a la reunión de inicio de curso de uno de mis hijos, Zadig, que está en Cel. Este colegio lo conozco bien, su hermano mayor, Mahé, había estado escolarizado en el curso preparatorio (CP) hace algunos años, antes de entrar en la clase de inclusión escolar (CLIS) de otro colegio.
Como cada año, la directora presentó al equipo: los profesores y profesoras, terminando por la profesora de la CLIS. Como los otros años, nada se añadió sobre la acogida de los niños diferentes ¡Ninguna explicación concerniendo a la CLIS! No pudiendo aguantar más, pregunté al final de la reunión que cómo era posible que no se dijera nada sobre la acogida a estos niños diferentes que pasan el día en el colegio con los otros y cuyo comportamiento, a veces, puede parecer extraño. La directora convino que era una buena idea decir algo sobre estos chicos y dio la palabra a la profesora de la CLIS.
Un poco más tarde, dos chicos vinieron a buscarme para decirme que Mahé había lanzado un frisbee a la cara de un niño. Después de asegurarme de que mi hijo se había excusado con ese niño, salí en su búsqueda. Estaba escondido en los lavabos. Le dije que no iba a regañarle, que sólo quería aclarar esta historia del frisbee entre él y el otro niño.
Entonces me encontré rodeada por una decena de chicos.
– Yo: ¿Mahé has lanzado el freesbe sobre el niño?
– Mahé: Sí, porque el niño es malo.
– Yo –dirigiéndome al niño: ¡Bueno! ¿Así que tú eres malo?
– Los chicos se explican: El señor de la guardería preguntó que tenía Mahé. Nosotros le dijimos que era autista.
– Yo: ¡Ah, bueno! ¿Le dijisteis que era autista? -Me acuerdo que en el mismo patio hace tres años, Mahé había sido tratado por un chico de “sucio autista” y me había costado una discusión con los chicos y la señora de la guardería-.
– Un chico: Sí, pero autista no es un insulto, mi madre es médico.
– Yo: ¡Ah! ¡En efecto, no es un insulto! Pero ¿por qué habéis dicho que es autista?
– Otro chico que conoce a Mahé: Hemos dicho eso, para que no castiguen a Mahé.
– Yo: De acuerdo, ¿entonces lo habéis hecho como habéis podido, para que el señor de la guardería no se enfade con Mahé? ¿No es así?
– Otro: Sí, para protegerle.
– Yo: -dirigiéndome a Mahé: ¿Mahé comprendes? los chicos han querido defenderte y lo han hecho de una manera, quizás torpe, pero la intención no era hacerte daño. El niño no es malo. ¿Estás de acuerdo?
– Mahé: Sí, estoy de acuerdo, comprendo.
– Yo: ¿Todo bien?
– Mahé: Todo bien.
– Una niña: Comprendo la reacción de Mahé, me recuerda a mi hermano. Cuando no sabe cómo decir las cosas reacciona golpeando y poniéndose nervioso.
Al día siguiente tuve una conversación con el responsable de la guardería a propósito de este pequeño incidente. Me dijo que sabía que mi hijo tiene síntomas autísticos y conoce la causa, que le habló como a cualquier otro para no poner de relieve su diferencia.
Esa reacción me sorprendió. Me pareció aún más urgente el trabajo sobre la sensibilización respecto del modo de ser diferente de estos niños, y con más razón si cabe, en los colegios en los que se haya establecido una CLIS.
Traducción: Mariam Martin