En el mismo planeta

 

Eugénie Bourdeau

Presidenta de la asociación  La Tribu de Lulu

Asociación de familias La Main à l’Oreille

 

Puesto que la Norma se mantiene aún como prueba de respeto en nuestra sociedad, esta exposición colectiva («El mundo en singular») ofrece a los espectadores la posibilidad de explorar y acceder a un territorio aún desconocido en un mismo mundo. Una experiencia fuera de normas, donde cada uno de nosotros descubre a través del prisma autístico otro espejo de sí mismo, y camina así hacia una mejor aceptación de sus propias diferencias respecto a sí mismo en primer lugar y acaso un día también respecto a otros.

En «El mundo en singular» cada uno de los artistas que exponen se expresa con la sinceridad y la libertad original de los niños, incluso aunque algunos de ellos tienen ya la experiencia de una vida de adulto. Ellos nos revelan aquí obras de una verdad raramente encontrada, y de una inteligencia emocional aún demasiado a menudo puesta en cuestión.

Mi hija, Lucile, fue despedida de la escuela a la edad de 7 años, sin que nos fuese propuesta una alternativa a esta ausencia de educación escolar… ¿Considerarían que no tenía necesidad de ello? O, más probablemente, ¿que nosotros no tenemos necesidad de ella en nuestra sociedad civilizada? Sin embargo, a sus 15 años, Lucile ha ilustrado ya dos libros para niños (que ella no puede aún leer sola).

En institución, se me ha dicho también que «Lucile no sabía dibujar» porque a veces no ponía los brazos, o los ojos, o la boca… y prefería el bic negro a los lápices de colores. No obstante, Lucile ha hecho ya no menos de cincuenta exposiciones de sus dibujos en Francia y en el extranjero…

¿Acaso un día su trabajo le permitirá pagarse una escolaridad?

Asimismo, yo me pregunto a menudo si el Autismo no sería un hándicap nacido de la Normalidad.

Contrariamente a las ideas recibidas, yo no creo que el autismo sea un repliegue sobre sí, en su mundo o «en su pequeño planeta». Las personas llamadas autistas viven con nosotros en el mismo planeta. Participan de nuestras conversaciones incluso si, por ejemplo, su escucha necesita la agitación corporal para concentrarse. Están ahí, nos ven y nos comprenden incluso si no nos miran. Y, además, la mayor parte del tiempo, nos responden de manera ruda, demasiado ruda para expresarse por fuera de una sala de exposiciones. Porque, desgraciadamente, aún demasiado compartimentados en nuestros códigos normalizados y nuestro lenguaje exclusivamente verbal, a menudo nosotros no logramos entenderles.

Ahí donde la mayoría se preocupa por la mirada que los otros van a situar sobre sus creaciones, el Artista Autista, él, va hasta ser totalmente liberado de la propia mirada que él podría tener sobre sí mismo. Así, yo no he visto nunca garabatos en los cientos de miles de dibujos producidos por Lucile desde que ella era muy pequeñita. Ella siempre ha dado al trazo la libertad de componerse en función de lo precedente, y así, en la inmediatez, sin tener que alcanzar un objetivo, sino por el placer del descubrimiento, del juego y de su infinita libertad.

El Espectro de las Artes, en su búsqueda de absoluto, puede aún autorizar la expresión de otras voces, de otros sonidos, de otros sentidos. Permitir su audición y a veces incluso difundir sus palabras.

Cada uno de los artistas presentados encuentran aquí un lugar en nuestro mundo por fuera de las fronteras del déficit, a fin de ayudarnos a darnos cuenta humildemente de que nosotros participamos juntos en la educación de un mismo mundo. Un Mundo que, juntos, no queremos normalizar más sino verlo liberarse, un Mundo en Singular.

Traducción: Gracia Viscasillas