Aprender a través de un objeto singular

 

Pilar López de la Garma

Responsable del área de apoyo escolar en “Torreón

Directora de los Centros de Educación Infantil “Patinete


Hace bastantes años comencé a trabajar en el campo del apoyo escolar con un niño autista que por entonces tenía 6 años. En nuestras clases individuales de apoyo nos tomamos el tiempo de conocernos, y empezamos a trabajar, siempre con su consentimiento.

En una de las clases de ese primer tiempo, él enunció: “Mi cabeza está dividida en compartimentos estancos, me es muy difícil sacar las ideas y meterlas”. Yo me quedé impactada por sus palabras. Un poquito más adelante me dijo que le gustaba mucho estar con su abuelo en el pueblo y verle trabajar con la tajadera. “¿Qué es eso?” -le pregunté. “¿No lo sabes? Es un objeto que tiene una cuchilla que es muy peligrosa y corta el paso del agua, pero yo a veces la puedo utilizar con mi abuelo y ver cómo sale o se mete el agua”.

Por entonces estábamos trabajando la escritura y las matemáticas. En su casa había varios juegos educativos; uno de ellos tenía una pieza de plástico con dos agujeros en donde se metían unas tarjetas de números y objetos para sumar y restar. Debido a su dificultad con el cálculo matemático, se me ocurrió presentar ese juego como “una tajadera” y convertir ese objeto tan especial para él en una herramienta educativa. La propuesta le encantó, y durante mucho tiempo hicimos uso de nuestra “tajadera educativa” para el aprendizaje de las matemáticas, sacando y metiendo los números, sumando y restando, y contando historias… Y siempre respetando el ritmo de sus producciones, ya que por mi parte me ocupé de evitar el viraje demasiado tentador y fácil, el que va de la propuesta a la demanda, cuidando en mí un exceso de entusiasmo que podía abocarme a un pedido que para él pudiese resultar sin medida.

Más adelante, continuamos nuestras clases de apoyo en “Torreón”, y un día –tendría ya unos 15 años- apareció con su juego educativo-tajadera bajo el brazo y, en un momento de gran emoción para ambos, me hizo entrega de su juego diciéndome: “Te traigo este juego para que puedas usarlo con otros chicos, yo ya no lo necesito”.

Actualmente tiene 19 años, obtuvo el título de la E.S.O con mucho esfuerzo y sigue estudiando un grado medio. Su juego educativo-tajadera sigue en “Torreón”, me sirve para trabajar con otros niños ayudándome a no olvidar y a poner en juego momentos educativos singulares.