Las invenciones de un padre

 

Aurore Cahon

Asociación de familias La Main à l’Oreille – Responsable de l’Antenne Normandie

 

Yo soy la que «administra». Los papeles, el tiempo de las citas, las idas y vueltas, el CMP (Centro Médico Pedagógico), la escuela, los combates administrativos…

En mi día a día, a menudo pesado, hay también grandes momentos de poesía en que el tiempo se detiene, donde lo sublime está presente.

Con cuatro años Eliott tenía una esterotipia muy particular, hacía girar su brazo derecho desde su espalda como un gran molino, el brazo rígido y derecho como una «i».

Lo giraba y giraba, hasta desencajarse el hombro.

Lo hacía automáticamente, sin expresión alguna en su rostro. A no ser una mueca fija, los dientes apretados.

Su papá tuvo una idea brillante, le encargó un bastón GRS, esos bastones de gimnastas con una larga cinta multicolor.

Eliott lo invistió inmediatamente, nos hizo círculos, espirales, largas estelas multicolores tras él en el cielo. La diferencia es que su rostro se iluminó de placer, con una gran sonrisa realzada por sus ojos chispeantes.

Cada vez que lo necesitaba, tomaba su cinta.

Luego el juego evolucionó. Nos requería para que tomáramos el otro extremo de la cinta.

Él llevaba la danza, tenía el bastón, y nosotros habíamos de sostener el extremo, la punta de la cinta.

Nos conducía así hasta el fondo del jardín, corriendo, y se complacía al darse la vuelta para ver si nosotros continuábamos «enganchados» a él.

Reía, dejando revolotear trás de sí su hermoso arcoiris.

Su estereotipia desapareció, aunque este no era el objetivo.

Luego prefirió prolongar el lazo con nosotros corriendo con su cinta y con nosotros sosteniendo el extremo.

Una especie de gran libertad tranquilizadora.

Un gran momento lúdico y tan importante.

Eliott está con nosotros.

Traducción: Micaela Fratura